11/3/11

Tag:

María Soledad Merindol



María Soledad Merindol 
Cuerpo Desconocido


   
Ella sólo quería que le rompiesen el culo. Quería sentir en su propio cuerpo lo que sentía él lejos de ella. Quería entender por qué él se había ido. Ella sabía que no quería exponerse una vez más y sólo se entregaba a relaciones pasajeras que cumplieran con el mandato que impartía: "sólo el culo", decía ella. No buscaba promesas de amor eterno, ni relaciones extensas. Quería saber que si, de haberlo hecho antes él, seguiría a su lado. Entendió que él se fue buscando en otros lo que ella no le entregó. Se preguntó una y mil veces qué fue lo que hizo que él cambiara tanto, que ya no la quisiera, que sus palabras dulces se transformaran en afilados dardos. Quiso entender con la cabeza lo que el corazón le demostraba a cada paso. No pudo hacerlo hasta que él le dijo que su decisión no iría a cambiar, que la dejaba para siempre y que no preguntara las razones porque no las había, simplemente había dejado de quererla. Ella vio como él hizo sus valijas y se fue. El tiempo ayudó a sanar las heridas pero no a olvidarlo, a dejar de pensar en él durante todas las horas del día, a imaginar cómo sería su vida si aún siguieran juntos. Y un día, de pronto, se lo cruzó en un bar. Pensó que todas sus súplicas habían sido oídas. Pero no. Él la saludó y le presentó a Andrés, su pareja. Ese día se fue con alguien recién conocido con una única idea rondando en su cabeza. Quería quitarse la bronca y no le importaba cómo ni con quien. Sólo quería hacerlo de una vez y dejar atrás todo lo que sentía. Esa noche sintió que su cuerpo se rompía en mil pedazos cuando aquel cuerpo desconocido la penetraba por atrás tal como ella le había pedido. Sintió ganas de llorar, de escapar, de quedarse sola, pero se guardó las lágrimas hasta que quedó sola en el vacío de su cama. Entonces desahogó toda su pena, su rabia, su dolor y se prometió no volver a llorar por un hombre. Desde ese momento todos pagarían por él. Quería vengarse de él sin pensar en ella misma. Noche a noche buscó quién llevarse a la cama. Buscó en todas partes. Sin reparos ni miramientos todos eran recibidos por ella. Uno a uno cumplieron con la promesa que le hicieron al entrar en su cama: no tocar más allá del conducto anal.
Ellos cumplían con su promesa y ella creía vengarse de aquél cuerpo que se le negaba. Poco a poco todo su ser se fue modificando, tomando otra forma, quizás por el tiempo que llevaba obligándose a ser otra, a adaptar el cuerpo a una posición que la hiciese sentir menos deseada y menos mujer. Cada día que pasaba era un día menos que le quedaba para completar su plan. Quería sentirse un hombre. Pensar como un hombre. Vestir como un hombre. Verse, por dentro y por fuera, como un hombre sólo para él. Hasta que eso no sucediera no lo daría por acabado. Sin embargo, en un instante todas sus ilusiones se truncaron. Sintió que era el momento en que todo se solucionaría, que él entendería que era a ella a quién buscaba, que había llegado el instante anhelado. Mientras ella se veía más masculina, él se veía más femenino. Ella vestida de la manera que se veía él, como si se vieran a un espejo, los mismos gestos, las mismas poses, la misma ropa. Todo igual. Los dos parados frente a frente en el pequeño espacio que ocupaba una baldosa, mirándose, observando cada detalle el uno del otro. Ella buscaba las razones, intentaba responderse las preguntas que se sucedían en su cabeza, quería entender el por qué del abandono. Entonces supo que no había respuestas que dar, ni palabras que emitir. Un beso en la mejilla bastó para que continuaran con sus pasos. Él se fue detrás de Andrés. Ella se fue del lugar quitándose los despojos de la masculinidad al tiempo que buscaba la salida.


MARÍA SOLEDAD MERINDOL, nació en Rosario, Santa Fe, en 1981. Realizó talleres con Cristina Lescano entre los años 2001 y 2008. Participó de la Antología Artesanos entre líneas II (Editorial Cuenta Conmigo, 2008). Actualmente, y desde hace dos años forma parte del taller de narrativa coordinado por Leonel Giacometto.

Analecta Literaria

Revista de Letras, Ideas, Artes y Ciencias.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Ads